Quisiera transmitirles uno de mis sueños, lo tuve recientemente y parece un relato de terror, encaja muy bien con lo que quiero para este blog, así que espero que lo disfruten.
¿Cuál es nuestro origen?, me preguntaba mientras veía aquellas extrañas esculturas.
Estaba en el antiguo Museo de Arte y las paredes estaban ambientadas como las cavernas que alguna vez habitaron nuestros antepasados.
¿Quiénes fueron nuestros antepasados?, ¿Qué aspecto tenían?, paseaba y observaba toda serie de esculturas. Mientras que pensaba en esto, una de esas esculturas llamo mi atención, me acerque a ella para observarla con más detalle.
Aquella escultura tenía aspecto humanoide, sus ojos eran alargados y oblicuos, su nariz era redondeada como si fuera el hocico de un animal y su boca era pequeña. Aquella extraña figura sostenía lo que parecía un niño, pero con las mismas características de la figura anterior. Aquellos seres tenían unos rostros más parecidos a reptiles que a humanos. Me pregunte que tipo de ídolos eran aquellos de tan extraña forma.
Tras una larga pausa ante esa misteriosa figura, a la que observe sin poder descifrar nada en su rostro, decidí darme por vencida y continuar la marcha.
Cerca de esta escultura en una esquina, había una pieza dorada que destacaba del resto por su brillo, acentuado por las luces del expositor. Me acerque a ella, y pude observa ante mi asombro una figura de un insecto más grande que mi mano era de origen chino, con alguna influencia egipcia. No sabría a ciencia cierta si se trataba de un escarabajo o de un grillo.
Puede que esto se deba a que ya en el mundo sólo se pueden observar más que hormigas, un fiel reflejo de nosotros mismos. Olvidé las formas de un escarabajo, de un grillo. Sólo observo un paisaje de asfalto, ladrillo y un cielo cada día más gris. Yo de niña veía bastantes grillos, todavía se les oye aunque con menos intensidad y escarabajos peloteros he visto uno en mis 30 años de vida. ¿Qué les aguarda a las personas del futuro, si yo apenas conozco a estos insectos?
Puede que los grillos a algunos les parezcan insoportables sus ruidos, pero creo que no soy la única en pensar que sus canciones transmiten paz, serenidad. Y como dice mi amor, parece que son los susurros de las estrellas para que las observemos. Es algo mágico, natural, es un placer para los sentidos, tanto como escuchar una canción humana, salvo que el grillo canta e directo para quién le quiera oír.
Tras estas reflexiones me adentré en el rincón más oscuro. Yo era la cuidadora de un monstruo al cual debía de despertar. El monstruo dormía al final de la caverna y mi labor consistía en ordenar su estancia y largarme con un portazo para despertarlo. Una vez que lo dispuse todo, me apresuré a la puerta y la cerré fuerte tras de mí para que lo oyera el monstruo y saliera de su sueño. Pero ¿Cómo?, ¿Dónde estaba la llave que cierra la puerta? Corrí escaleras abajo, lo más rápido que mis piernas pudieron y le informé a Carmen; la enfermera, que no estaban las llaves en la puerta. Carmen dormía a pierna suelta en el sofá del cuarto de estar, pues era aún temprano, me miró medio desvelada y me dijo con un aire desinteresado;- Ya cerré la puerta, yo tengo la llave.
Luisa que era la otra enfermera y yo nos miramos con asombro, ¿Qué significaba aquello? Si yo había entrado del cuarto del monstruo, como es posible que Carmen hubiera cerrado la puerta antes si yo salí de la habitación.
Luisa me miró aterrorizada, llamándome; - Fanny, despierta, despierta. Estas en peligro, despierta o el monstruo te comerá.
Me esforcé, me dije a mi misma, debo despertar y …desperté.